No es nuevo, aunque lo parece. En nuestra localidad se realizó hace unos meses un taller de extracción de aceites esenciales de tomillo. Están recuperando viejas costumbres. Desde principios del siglo XX y hasta aproximadamente los años 80, en el pueblo se recolectaba y explotaba comercialmente esta planta autóctona para la extracción de su fragancia.
La llamaban tradicionalmente 'chirrina' y junio era el momento de la recolección, instante en el que el 'thymus vulgaris', nombre científico del tomillo, florece. Durante ese mes se llevaba a cabo el trabajo de recogida, centrándose principalmente la especie 'hembra', que es la más útil para este uso.
Por aquel entonces, casi la totalidad de los habitantes de Lobras se empleaban en la tarea. Aunque el tiempo de trabajo que se dedicaba a este quehacer anualmente era breve, resultaba bastante rentable. Tanto que incluso los niños, al salir de la escuela, destinaban algunas horas, entre juego y juego, a separar el tomillo 'macho' y 'hembra'.
La recolección era grande diariamente por persona y dejaba una jugosa cantidad de dinero.
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